Desde hace varios años la noción de ergonomía ha tenido un auge importante, pues se trata de un factor de vital importancia para proteger la salud de las personas.
Pero, ¿a qué nos referimos cuando hablamos de ergonomía laboral? Se trata de todos aquellos conocimientos enfocados a crear espacios de trabajo adaptados a las capacidades tanto mentales como físicas de los empleados, de manera que estos puedan llevar a cabo sus funciones sin sufrir lesiones.
El fin último de la ergonomía laboral es promover el bienestar del trabajador, reducir de forma considerable los riesgos laborales a los que puede estar expuesto y crear tecnologías cada vez más innovadoras que favorezcan la salud y la productividad de los empleados.
Hace unos años el enfoque predominante indicaba que era el empleado quien debía adaptarse al mobiliario existente. Gracias a diversas investigaciones científicas, actualmente es el mobiliario el que debe adaptarse al trabajador.
De no existir una cultura de ergonomía laboral en una empresa, es muy probable que sus trabajadores tengan lesiones, que pueden variar en intensidad y gravedad, pero que en definitiva resultan muy perjudiciales.
En muchos casos no es necesario hacer grandes cambios en el mobiliario para obtener resultados positivos. Algunas estrategias de fácil aplicación que traen buenos resultados son las siguientes:
Es muy útil contar con mesas de trabajo que sean ajustables, de manera que puedan adaptarse al trabajador que las ocupe.
Será de gran ayuda ubicar las pantallas de los ordenadores adecuadamente, a la altura de los ojos del empleado, para que así pueda mantener una postura erguida y se eviten dolores cervicales.
Una de las actividades que produce lesiones es mantener una misma posición durante muchas horas seguidas. Las pausas activas son momentos cortos dentro de la jornada laboral en los que se hacen actividades físicas que favorecen la circulación sanguínea, permiten relajar tensiones y activan los músculos del cuerpo que han estado en reposo.
